Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas https://montywiky244263.blogs-service.com/69492680/el-cabezazo-que-terminó-el-último-partido-de-zidane